viernes, junio 03, 2011

X-Men: First Class

Diez años han pasado desde que se llevo a la pantalla grande la primera versión de "Los Hombre X". Una apuesta que rápidamente se transformó en trilogía y en éxito rotundo. Saga que se vio marcada (y favorecida) por el avance en los efectos especiales y la buena caracterización de los personajes.

Probablemente una de las mejores adaptaciones de tiras cómicas, X-Men pareciera ser infinita y en First Class se demuestra. En esta "nueva etapa evolutiva" cualquiera puede ser héroe o antagonista y los personajes son tan diversos como alteraciones genéticas pudieran existir.

Marcada por hitos como la Segunda Guerra Mundial y la Guerra de los Misiles en plena Guerra Fría, esta Primera Generación se ve marcada por las discrepantes formas de ver el mundo entre Erik Lehnsherr (Michael Fassbender),  víctima de las vejaciones nazis en un campo de concentración e instruido bajo el dolor y el odio, y Charles Xavier (James McAvoy), hijo de un respetado científico nuclear y heredero de una acaudalada familia. Diferencias que no impiden que nazca una gran amistad entre ambos cuando Xavier le muestra a Erik que su poder es aún más fuerte cuando logra equilibrar los sentimientos negativos con la serenidad y la alegría. A pesar de esto, el desacuerdo es inevitable y da comienzo así a esta relación de amor y odio entre ambos. Una relación que, en definitiva, apela al equilibrio: el ímpetu de Magneto y el juicio del profesor X.

Si bien esta edición se aleja un poco de las historias del cómic (cómo había sucedido en versiones anteriores), se respeta la esencia y la mayoría de los factores de la creación original de Stan Lee, y saca máximo provecho a los efectos especiales para conseguirlo.

Otra cosa que se temía era la personificación de Magneto. Después de la inolvidable caracterización llevada a cabo por Ian McKellen en la primera trilogía, muchos se negaban a ver esta versión más joven del mutante controlador de metales, pero Michael Fassbender cumple, y cumple bien, porque no es que uno se olvide de McKellen, si no que termina ubicándose en otro contexto y olvidando así las comparaciones odiosas.

Claramente, esta película es el comienzo de una nueva trilogía, sería una gran decepción si así no fuera. Aún nos falta ser testigos de la llegada de las nuevas y más conocidas generaciones al Instituto Xavier para jóvenes talentos y del surgimiento de los X-Men como los conocemos hoy.



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